Las monografías son trabajos escritos que se piden bastante durante la universidad. Profundicemos en su importancia y en cómo elaborar una que sea realmente buena.
Etimológicamente, la monografía proviene del griego antiguo. “Mono” significa uno, y “graphos”, estudio. Podemos concluir, entonces, que una monografía es el estudio de un tema en específico.
Muchos docentes universitarios piden monografías. Son una de las maneras más sencillas de entrenar la capacidad de búsqueda, además de comprobar la calidad de las fuentes elegidas, el tipo de análisis de información que se realiza, y la comprensión precisa de un tema delimitado. Las monografías pueden ser solicitadas en todo tipo de carreras universitarias.
Una monografía suele tener una extensión de entre 30 y 50 carillas, y debe tratar acerca de un tema investigado sistemáticamente. Lo que se expresa en la monografía son los resultados de esa investigación. Puede ser un trabajo final argumentativo, descriptivo, explicativo o expositivo.
En cuanto a la estructura, las monografías cuentan con una portada, una dedicatoria o agradecimiento opcional, un índice, un prólogo, una introducción, el cuerpo del trabajo, la o las conclusiones, los apéndices en caso de ser necesarios, y la bibliografía.
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Aquí se escribe el título del trabajo, y se ponen los datos esenciales: la asignatura, el nombre del docente, el lugar, la fecha, y el nombre del autor.
Agregar o no esta parte es completamente opcional, y depende no solo del gusto del estudiante sino también del tipo de monografía que se ha preparado. Se puede agradecer a las personas que ayudaron durante la investigación.
Una parte esencial del trabajo, que le permite a las personas orientarse en el documento con rapidez. Se escriben los subtítulos de la monografía y las páginas en donde se encuentran. Algunos índices incluyen otros recursos que se han utilizado, como las imágenes o las gráficas.
Esta sección también es opcional. Aquí el estudiante puede, por ejemplo, presentar las razones que le llevaron a elegir un tema, exponer las dificultades a las que se tuvo que enfrentar durante la elaboración de la monografía y darle un tono más personal a todo el trabajo.
La extensión máxima de esta sección es de tres páginas. Aquí se debe plantear el tema, exponer la relevancia de lo que se investiga, delimitar los objetivos del trabajo (tanto los generales como los específicos), y especificar qué autores se han elegido para alimentar el texto. Como la investigación tiene cierto alcance, también es necesario aclarar dónde están los límites. Por ejemplo, si nuestro tema hubiera sido la calidad educativa en las universidades de Cuenca, sería necesario aclarar el límite geográfico en la introducción. Por último, también debemos explicitar qué métodos de investigación utilizamos.
Este tipo de trabajo se organiza en secciones que deben respetar un orden determinado. Se comienza desde lo global, lo general, y se va avanzando sobre lo específico, exponiendo datos y relacionando lógicamente los temas.
Casi tan importante como el cuerpo es saber cómo argumentar la conclusión a la que llegamos al final de la investigación. En esta parte, lo que se busca es hacer un resumen de las ideas principales del trabajo. Se pueden introducir algunas opiniones personales, siempre que estén debidamente fundamentadas en el cuerpo de la obra.
Se trata de otra sección opcional, que se puede aprovechar para profundizar el tema con material de apoyo. Podemos aquí definir conceptos que no fueron centrales en la investigación, pero que amplían la perspectiva de la misma y la complementan. Los anexos, que forman parte de esta sección, son las tablas, las gráficas y los cuadros que respalden a una de nuestras fuentes o a la investigación que hemos realizado. Por ejemplo, si decidimos llevar a cabo una investigación sobre el analfabetismo en Quito, en los anexos podemos agregar una gráfica que ilustre el analfabetismo en todo el país.
Dependiendo del estilo que hayamos elegido para nuestra monografía (APA, MLA, y otros), es el orden de la información que debemos poner. Por lo general se trata de las fuentes que nos sirvieron de información cuando elaborábamos la monografía: libros, páginas web y hasta PDFs pueden ser citados en esta sección.
Las monografías no son tesinas, ni tesis, ni artículos científicos. Hay tres tipos de monografías que nos pueden solicitar durante la carrera universitaria que hayamos seleccionado.
Es la más solicitada durante una carrera, y se centra en analizar profundamente un solo tema, utilizando la metodología de la investigación y elaborando una hipótesis. Más que aportar nuevo conocimiento, registra y explica el que ya existe. Lo que se pide aquí no es una opinión, si no una fundamentación.
En este tipo de trabajo el autor investiga, selecciona y analiza una temática, compilando la información más relevante y más reciente del tema que se haya elegido. Cuando se ordenan estos datos, el autor da una opinión personal final sobre el tema. Por lo general, se busca que este tipo de opiniones esté fundamentada en las fuentes de información y tenga una perspectiva crítica de la problemática que se registró.
Finalmente, otro tipo de monografía que se puede solicitar a un estudiante es la que se enfoca en analizar experiencias. En este trabajo se exponen las experiencias no científicas que se tiene sobre determinado tema. Lo que se busca en este tipo de monografías es si se ha estudiado el campo de acción.
Una monografía es solo un tipo de trabajo académico, pero hay muchos más que se pueden pedir durante una carrera universitaria. Si estás intentando determinar qué carrera te gustaría seguir, utiliza nuestro buscador de universidades para explorar tus opciones en Colombia.
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